¿Dónde terminan los uniformes militares?  En Colombia, la moda experimenta con la reutilización del camuflaje

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Apr 27, 2024

¿Dónde terminan los uniformes militares? En Colombia, la moda experimenta con la reutilización del camuflaje

¿Dónde terminan los uniformes? ¿Qué pasa con esas sofisticadas prendas técnicas, confeccionadas con tejidos especialmente formulados, que las fuerzas militares y policiales cambian periódicamente? ¿De dónde vienen esos uniformes?

¿Dónde terminan los uniformes? ¿Qué pasa con esas sofisticadas prendas técnicas, confeccionadas con tejidos especialmente formulados, que las fuerzas militares y policiales cambian periódicamente? ¿A dónde van esos uniformes, si por razones de seguridad no pueden quedar en manos de cualquiera? Estas preguntas comenzaron a asaltar la mente de la artista y diseñadora de moda colombiana Laura Laurens, quien en 2014, en medio de las negociaciones del acuerdo de paz entre la exguerrilla FARC y el gobierno colombiano, trabajaba para llevar su primera colección a la Semana de la Moda de París, obsesionada con minimizar el impacto medioambiental de su marca.

Laura comenzó a explorar los textiles que habían estado involucrados en la guerra de Colombia. Hizo un descubrimiento sorprendente: los grupos armados, respaldados o no por el gobierno, vestían la misma tela. El tejido de algodón, conocido como rip stop, tenía cualidades de ligereza ideales para climas cálidos y resistencia a la humedad fría.

“Los uniformes de los diferentes grupos armados fueron elaborados con la misma fibra. Entonces pensé en cómo convertir ese material en una metáfora del territorio para la unificación, cómo unir opuestos alrededor de un tejido que había sido el signo emblemático de la guerra y convertirlo en algo bello, apetitoso”, explica la diseñadora, que se encontró con una inmensa cantidad de telas camufladas que habían sido desechadas por imperfecciones.

“Comencé a trabajar con estas telas stock y a transformarlas diluyendo los verdes, deliberadamente mostrando los desgarros y el desgaste en algunas piezas, usando camuflaje tradicional, pero agregando pinceladas de oro y dándoles formas elegantes que serían impensables con este tipo de tela. tela”, explica Laurens. Llamó al material “el nuevo denim” y lo convirtió en la base de los vestidos asimétricos deconstruidos que atrajeron a clientes de todo el mundo.

En su colección Green Military, el verdor del material típicamente utilizado para las tiendas de campaña contrastaba con degradados y faldas en capas. En Camuflaje, el patrón se convirtió en chaquetas tipo parka con parches de mezclilla. Para la colección Rotter Flowers, mujeres artesanas del Pacífico colombiano trabajaron drapeando las telas militares teñidas e intervenidas por la diseñadora, convirtiéndolas en un jardín de rosas. Desde entonces, Laurens ha trabajado con artesanos en todas sus colecciones, “con sus conocimientos, ayudando a recuperar el tejido”.

“Para mí, el trabajo de sostenibilidad no se trata sólo de aprovechar lo que ya existe, sino también de explorar cómo se integran los procesos sociales, utilizando la visibilidad de la moda para revelar realidades desconocidas y crear proyectos comunitarios. Sin justicia social, no hay justicia ambiental”, afirma Laurens.

Su proyecto no es el único con interés en reutilizar la enorme oleada de tejidos que provienen de los uniformes militares. En 2019, la ONG Transformador, encabezada por Lorena Mejía e Iván Sánchez, lideró un proyecto que buscaba dar una salida creativa y ecológica a los más de 360.000 uniformes que la policía colombiana se veía obligada a cambiar cada 12 meses.

“Cada año, con muchos de los uniformes aún en perfecto estado, se desecha un volumen aproximado de un millón de toneladas de tela. Todo eso acabó en los vertederos o se convirtió, en su mejor versión para su reutilización, en trapos de cocina para comisarías”, explica Mejía, quien intentó crear un complejo mecanismo para que los uniformes fueran recogidos, sus logos y marcas borrados, para quedar en bruto. material para, por ejemplo, bolsas nuevas para la policía.

Aunque la logística detrás de esta idea se volvió más complicada, dadas las estrictas pautas sobre el transporte y uso de las telas, la ONG tocó la fibra sensible con 17 diseñadores de renombre que demostraron cómo estas telas, antes vistas como residuos, contenían el potencial de convertirse en nuevos y valiosos artículos de moda. . “En parte buscamos derribar el estigma de que las cosas creadas con materiales reutilizados tienen una apariencia determinada o no pueden convertirse en prendas bellas y deseables”, explica Mejía.

Ése es sólo uno de los paradigmas que Laurens ha desafiado a lo largo de los años. “Cuando uno se enfrenta a un material como este –un poco tosco, alejado de los ideales de elegancia, un poco imperfecto, a menudo desgastado– es difícil imaginar cómo se pueden crear vestidos contemporáneos interesantes y que puedan tener éxito en diferentes mercados. . Pero ese es el desafío al que nos enfrentamos cada vez más, darle una nueva vida a lo que tenemos entre manos y convertir lo ordinario en algo extraordinario”, concluye el diseñador. Espera que ahora, con un ambiente más respetuoso de los acuerdos de paz en Colombia, pueda trabajar con el gobierno en otra escala para usar y transformar los uniformes que los funcionarios descartan.

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